I pagliacci
Ricardo T. Ricci.
3 de mayo de 2020
No hay dolor más doloroso
que el dolor del payaso.
No hay tristeza más triste
que la tristeza del payaso.
No hay disfraz más burdo y
patético que el del payaso.
Sombreros, moños y los
zapatones, rústicos, groseros.
No hay lágrima más amarga
que la lagrima del payaso.
No hay sonrisa más desolada
que la sonrisa del payaso.
No hay maquillaje más
apenado que el del payaso.
Los niños intuyen que en el
fondo sólo hay desconsuelo.
No hay nostalgia mayor que la
nostalgia del payaso.
Mirada más tierna y
melancólica que la del payaso.
La alegría verdadera
prefiere no disfrazarse de payaso.
El gozo, la diversión, el
consuelo huyen lejos del payaso
No hay soledad más sola que
la del payaso.
No hay congoja que angustie
más que la del payaso.
No hay abandono, no hay
olvido como los del payaso.
Payaso eres el espejo fiel
del ser humano, su advertencia.
Nadie me duele más que los payasos.
Risa, llanto, temblor, todo en uno en el payaso.
Añoro las risas sin máscaras y la alegría sin disfraz.
Te aguardo, payaso, con la cara limpia y el corazón puro.
No hay amor mas desdichado
que el del payaso.
No hay desdicha mayor que
el amor del payaso.
Quiero ayudarte a cerrar
las heridas de tu alma.
Me maquillo entero y comienzo
ya con las piruetas
si eso inicia tu consuelo,
si por compartir calmas tu pena.
Estoy sin zapatones pero se
de andar con ellos,
Te abrazo con el alma sin
maquillar, payaso.