jueves, 15 de octubre de 2020

Hola, ¡qué lindo día en este lugar de la Mancha!

Hola, ¡qué lindo día en este lugar de la Mancha! 





Hablando de coraje, deseo destacar el que se necesita para predicar con el ejemplo cotidiano en esta tarea de humanizar la práctica médica.

 

Mi lema es: “Si en verdad vas intentar derrotar a los molinos de viento, no olvides ponerte la armadura y el yelmo”

 

Con el correr de los años, montado en Rocinante y siempre acompañado de mi amigo Sancho, he constatado que la tarea de consolidar la posición de la Humanidades Médicas hacía el interior del mundo médico, es una tarea titánica. Es cierto que mucho hemos conseguido, pero también son muchas las burlas y los agravios que hemos recibido. Tras quince o veinte años de intentarlo, la piel se ha endurecido y el corazón se ha hecho valiente.

Deseo advertir: La tarea es permanente, 24/7/365. Es verdad, seguimos siendo humanos normales, pero no tenemos sábados, domingos ni feriados. La tarea es permanente, en el aula, en los claustros, en la consulta, en los foros médicos, en las redes sociales, en la organización de eventos, en las lecturas, en la escritura de artículos y obras de ficción.

 

No se puede ser Quijote a tiempo parcial. Lo eres o no lo eres. Ocurre que lo que predicas debes consolidarlo permanentemente con el ejemplo. Si sólo una de esas personas que te escucharon en un congreso hablar de la honestidad y de la ética, te sorprende pisando el césped en zona prohibida, tiene todo el derecho de decir de ti que eres un incoherente y que ya no te cree nunca más.

 

¿Exagerado? Piensa en lo que tú mismo harías si ves a tu profesor de ética guardándose en el bolsillo una lata de atún en el supermercado, intentando sobornar a un policía vial, o agrediendo verbalmente a su esposa. ¡Se te caería un ídolo! Y se te cae del todo: lo que pudo haber dicho de la honestidad, de la ética ciudadana o del trato entre los humanos, deja de tener todo valor.    

 

Por eso: “Si en verdad vas intentar derrotar a los molinos de viento, no olvides ponerte la armadura y el yelmo”.

 

No caben las medias tintas. Y no dejes para mañana lo que debas hacer hoy y debieras tener pensado desde ayer.