viernes, 24 de julio de 2020

¡Metiendo la pata hasta el final!

“Meter la pata

Ricardo Teodoro Ricci (riccirt@fm.unt.edu.ar)

24 de julio de 2020


“Vivir una vida cometiendo errores no es sólo más honorable, sino más útil que vivir una vida haciendo nada.”

George Bernhard Shaw

  

Jennifer Egan[1] sobre la escritura, la trampa de la aprobación y el consejo más importante para los aspirantes a escritores:

 

"Solo puedes escribir regularmente si estás dispuesto a escribir mal... Acepta la mala escritura como una forma de “cebar la bomba”, un ejercicio de calentamiento que te permitirá escribir bien".

 


Es el mejor de los consejos para quien se inicia en la escritura, o para quien desea iniciarse en cualquier actividad de la vida.

 

¡Vamos Topo a dar tu primer paso! Y el Topo se cae sentado sobre sus pañales. ¡Arriba que vamos de nuevo! Una y otra vez la fuerza de gravedad y la seguridad del gateo, tientan al Topo a no modificar la situación. Es preferible permanecer en la zona de confort, se dice para sí. Una y otra vez se para, intenta, se cae, se frustra.

¡Vamos de nuevo con la ayuda de papá! ¡Y el 23 de noviembre de 2003, siendo las 11 horas, 47 minutos, dio su primer paso! Festejos, escándalo, filmaciones. ¡Se cayó inmediatamente! No importa, dio su primer paso, ahora no lo parás más.

Con la bici pasó lo mismo, con la natación algo similar. Con las sumas, las restas, con el sujeto y el predicado. Con las ecuaciones y los logaritmos, las rimas, la clorofila y el electrón. Siempre pasó lo mismo, ¡no puedo, hasta que puedo!

Entre el querer y no poder, y el poder hacer medianamente aceptable, hay un territorio peliagudo que hay que transitar con voluntad y determinación. Un duro camino de agua con gusto a cloro y rodillas magulladas. Una senda en donde el esfuerzo cosecha una sarta de metidas de pata. Donde el ensayo siempre termina en error hasta que esa tendencia se invierte convirtiéndose en el gozo de poder, en la celebración del logro.

 

Esto, palabras más palabras menos, es a lo que nos invita Egan.

Si deseas escribir, ¡escribe! Habrá numerosas metidas de pata que te servirán para “cebar la bomba”. Observa el hermoso juego de las metáforas que te alientan a intentarlo una y otra vez.

¡Mete la pata que ya podrás sacarla del barro! Ceba la bomba que sólo cuando está bien cebada puede darnos agua.

 

Después de todo no hay nada más honorable y útil para vivir que cometer y enmendar nuestros errores.     


miércoles, 15 de julio de 2020

La organización de la Psiquis infantil.


“Esplendido regalo de amor”

“Niño de rostro sereno y apacible
De ojos de mil maravillas soñadores.
Aunque el tiempo se vaya desvaneciendo
Y la vida nos aleje uno del otro
Tu cándida sonrisa seguirá clamando a voces
El espléndido regalo de amor de un cuento de hadas.”[1]


Acabo de comprender la pasión que mi amigo tenía por los cuentos de hadas. Se los contaba a cuanto niño tenía a su alcance, especialmente a sus propios hijos, sobrinos y nietos. A esos niños pequeños les brillaban los ojos llenos de atención y expectativas, permanecían como petrificados mientras la historia se desarrollaba.
Hasta se inventó una saga privada, exclusiva para los pequeños integrantes de su tropa: “Los patas sucias”. Trataba de una tribu de niños mezcla de indios Sioux con aventureros infantiles contemporáneos que, a bordo de trenes fantásticos desarrollaban atractivas y ‘peligrosas’ aventuras en la frontera de Santiago del Estero y Tucumán. Velocidad, intriga, lealtad a prueba de todo, compañerismo, valentía y secreto, eran algunos de los ingredientes infaltables de esas largas veladas literarias.
En la medida que la población de nietos (indios) iba creciendo, los nuevos bebés se iban incorporando de pleno derecho a “Los patas sucias”; el pie pintado con la tinta indeleble del registro civil era el testimonio de ese sencillo rito de iniciación.  Con sus rostros serenos los niños, como en un encanto, escuchaban las aventuras que él improvisaba discrecionalmente sin otro límite que el de la mismísima bondad.



Bruno Bettelheim, destacado psicoanalista europeo, en su hermoso libro “Psicoanálisis de los cuentos de hadas”, defiende y recomienda enfáticamente la narración de éstos a los niños.  Decididamente adopta una postura abiertamente contraria a “aquellos que, movidos por una ignorante y mezquina racionalidad, insisten en censurar o proscribir estas historias privando así a los niños de las importantes contribuciones que los Cuentos de Hadas pueden prestar  a sus vidas.
Por su parte G. K. Chesterton y C. S. Lewis (también citados por Bettelheim) estaban convencidos que los Cuentos de Hadas son “exploraciones espirituales” y que “revelan la vida humana desde el interior”.
Al igual que los mitos, los Cuentos de Hadas tienen una función organizadora de la psiquis infantil. Colaboran, de manera apacible y protegida con el ordenamiento y la comprensión de los sentimientos ambivalentes y complejos que los niños presentan hacia sus padres y los adultos en general.

En la antigua India el médico iniciaba su terapéutica narrando una historia al paciente esperando a que éste, en la contemplación de la historia acomodara sus angustias y mediante la esperanza encontrara un camino hacia una realidad diferente. En la actualidad se consolida cada vez más un movimiento iniciado en medicina por la Dra. Rita Charon denominado Medicina Narrativa. Básicamente consiste en que el paciente narre con detalles su historia, que inserte en ella la patología actual, la vincule, la relacione, y la haga parte de un relato con continuidades y discontinuidades. De ese modo el paciente toma posesión de su historia y de su enfermedad, se apropia de su circunstancia otorgándole un sentido.

El médico, por su parte hace otro tanto introduciendo la historia del paciente en un cuerpo narrativo detallado en el cual se explican las causas posibles de la enfermedad, sus factores coadyuvantes, etc. Visualiza el estado actual como un fenómeno complejo enmarcado temporalmente, y entrevé el pronóstico como derivas posibles de senderos que se bifurcan. Esta configuración efectuada por el médico, tiene muchas chances de  ejercer un notable efecto positivo sobre el estado del paciente, permitiéndole a este hacer una re significación y abrirle las puertas a la esperanza. Como todo relato organiza el caos, conforma un nuevo cosmos.

Rita Charon lo dice con claridad: “La historia es lo que activa al médico en cascadas de cambios enzimáticos. La historia es el ligando que me pone en acción: mis recuerdos, mis sueños, mis asociaciones, mi entendimiento, mi habilidad cognitiva, mis habilidades manuales, mi diagnóstico diferencial, mi conocimiento de qué hacer luego, mi comprensión de los efectos colaterales de la medicina, mi decisión de iniciar insulina, mi decisión de agregar otro agente oral, mi compromiso con este paciente, mi decisión de ayudar a que mejore, mi interés, mi estima, mi amor. La historia es el ligando.” [2]  

Siendo géneros similares, los Cuentos de Hadas difieran de las fábulas y los mitos. La fábula tiene un mensaje moral expresado en la enseñanza final o moraleja, el mito por su parte, en su función organizadora y significante de la realidad, presenta las acciones de un héroe que el oyente o lector debe imitar. El Cuento de Hadas, en cambio no exige nada, proporciona orden, seguridad, perspectivas de futuro y mantiene siempre la promesa de un final feliz.
A estos rasgos que constituyen los elementos característicos y diferenciales de los Cuentos de Hadas Lewis Carroll, el creador de Alicia en el País de las Maravillas, les llamó “Regalo de Amor”. Este detalle, como lo señala Bettelheim en la obra citada, es la característica propia y diferencial de los Cuentos de Hadas.

Como el Cuento de Hadas es un relato fantástico y efectúa una distorsión de la realidad, es conveniente que sea narrado por alguien en quien el niño confíe y por quien le ofrezca la seguridad de la contención y del amor. Claramente no es lo mismo leer un cuento de hadas que escucharlo narrado con énfasis, animadamente, con amor. Yo agregaría: con algunos efectos especiales como gruñidos, temblores, cambios de iluminación, risas satánicas y demás

Yo mismo he sido testigo de las caritas y los ojos de asombro de mis hijos pequeños cuando les leía “Corazón” de Edmundo D’Amicis. Juntos fuimos héroes con “El pequeño vigía lombardo”, enamorados de nuestra tierra con “El pequeño patriota paduano” y viajeros heroicos en la fantástica travesía “De los Apeninos a os Andes”. Como no identificarse con Garrone, quien se ha ganado el cariño de todos ya que defiende a los más débiles y la justicia y con su gran dolor al morir su mamá.
Una inolvidable y enriquecedora experiencia para mí; ellos, ahora que son padres, tienen la misma impresión.




[1] Lewis Carroll, citado por Bettelheim, Bruno en “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” Editorial Crítica, Barcelona España, 1977.