“La
soledad existencial de la proa”
Ricardo
T. Ricci
riccirt@fm.unt.edu.ar
La genial Isak
Dinesen cuenta en “Soñadores” la historia de tres individuos, a los que une
cierta amistad mientras realizan un viaje en una pequeña embarcación aguas
arriba del Nilo. Dos de ellos, Lincoln y Mira conversan afablemente de temas
varios, se entrelazan además, narraciones, anécdotas, y cuentos locales.
Mientras esto sucede, Said, sentado en la proa no participa del dialogo, por el
contrario, se halla ensimismado en un ostensible silencio, su semblante atento,
apenas crispado, sus ojos llenos de Nilo y de horizonte.
En un momento dado
el inglés Lincoln advierte esa actitud y le pregunta a Mira:
“¿Por qué no dice nada Said? —preguntó Lincoln a Mira.
Said alzó los ojos y sonrió; pero siguió sin abrir la boca. —Porque piensa
—dijo Mira—. Le parece sosa nuestra conversación. — ¿En qué piensa? —preguntó
Lincoln. Mira meditó un momento. —Bueno —dijo—, una persona con inteligencia tiene
sólo dos cursos de pensamiento, al parecer. Uno es: ¿qué voy a hacer a
continuación…, esta noche, o mañana? Y el otro: ¿qué pretendía Dios al crear el
mundo, el mar y el desierto, el caballo, los vientos, la mujer, el ámbar, los
peces, el vino? Said piensa en lo uno o en lo otro.”
Después de
semejante respuesta, un silencio de pasmo los invade a ambos. Hay alguien, que
sentado en la proa, observa y guía la deriva de la pequeña nave. Hay alguien
que se ocupa del asegurar las etapas y la meta del viaje.
Está absolutamente
atento a las cosas presentes y a la vez, ya que es inteligente, a los
interrogantes fundamentales del hombre: Primero, que es lo que me depara y
pretendo hacer con ello en el futuro inmediato. Traducido: ¿Cómo sigue en lo
inmediato mi existencia?
Segundo: ¿De qué se
trata esto de ser un existente entre seres? ¿Qué providencia me ha arrojado a
un mundo incierto y por momentos hostil? ¿En qué mente delirante, o en cuáles
coordenadas de un impredecible e improbable azar, se gestó esto que estoy
siendo? ¿A caso hay algo en la naturaleza que certifique que mi estado de
conciencia significa una ventaja, no evolutiva, esencial.
Son las preguntas
del que permanece solo en la soledad de la proa, se lo pregunta por él y por
todos.
Si mientras estás
distendido y pasándola bien, constatas que la proa esta bajo custodia, continúa
en lo tuyo; si por el contrario adviertes que la proa se encuentra vacía.
¡Levántate y ve a ocupar ese lugar!
En algún momento
tenía que ocurrir, has sido llamado a tomar el control, a decidir el derrotero,
a asumir la responsabilidad de que todos lleguen al final del viaje. ¡Has sido
elegido para llenarte los ojos de camino y horizonte! No nos puedes defraudar.
Ya sabes: primero
estudiar la realidad para definir inteligentemente los próximos pasos, y
segundo, escarbar en lo profundo de la existencia en busca de una razón que
satisfaga la sed insaciable de respuestas, encontrarle un sentido, un propósito
a esa existencia que nos quema las manos, que nos vuela los sesos y que se
encuentra encubierta en un inquebrantable velo de misterio.