Con toda valentía y
decididamente…
Ricardo T. Ricci 18/5/21
“…atrás quedaron las cercas de púas, descendí
hasta el borde del bosque. De pronto, en la noche explotó el día: ¡sirenas,
luces trazadoras, iluminación a pleno, gritos, ladridos! Corrí hacia la espesura,
ya no era tiempo de elegir entre la incertidumbre y el infierno, estaba
jugado.”
Echado en el
suelo húmedo de rocío, masticando tierra y pasto, me sobrevino un miedo
visceral, un miedo como la suma de todos los miedos, un pánico ancestral. Mi
cuerpo se hizo pequeñito y mi alma se deshilachó; sentí que se volvía trémula,
incompetente y derrotada.
Como pude alcancé
a pararme a pesar de mis temblores, me expuse a la luz enteramente y coloqué
ambas manos detrás de mi nuca. Humillado, me entregué una vez más.