“Necesito de ti”
Ricardo T. Ricci
riccirt@fm.unt.edu.ar
“Hablo por teléfono
con Antonio Lucas, añorando las cenas en Lucio, y me dice: "En estos
tiempos de confinamiento, de estar solos y lejos unos de otros, la nostalgia de
los amigos, la ausencia física prolongada de éstos, es también un bicho que te
roe y avanza sin cesar". (Tuit de Artuto Perez Reverte (Escritor Español)
25 de marzo de 2020
¡Estas cosas que tiene la
cuarentena obligatoria! Ayer me enfrasqué en una trifulca tuitera con un tal Juampi.
No sabía nada de él pero me molestó sobremanera un post de su autoría.
Concretamente se refería a la opinión de una científica argentina que explica
los motivos que posee para dudar de la información que el gobierno comparte y
de una eventual manipulación de las estadísticas relacionadas con la pandemia.
“Que te den por el c…” Fue
el aporte de Juampi. Si bien no me hallaba implicado, el exabrupto me molestó
sobremanera y decidí contestarle: “Si ese es todo el aporte que puedes hacer a
la discusión, habla muy pobremente de vos”.
Mi idea era poner en blanco sobre negro una cuestión que puede ser opinable y la brutalidad desmesurada de la respuesta. A los segundos recibí su respuesta: “Lo que muy pobremente habla de ti es que hayas votado a Macri”. “¡Ah, además de guarango eres adivino eh!” le contesté dejándome llevar por la bronca. Su respuesta no se hizo esperar: “Es fácil, cualquier cabeza de termo que pone en su perfil una foto sacada en la Sociedad Rural, no puede haber hecho otra cosa que votar a Macri.” “Ves lo que son los prejuicios, soy uruguayo” mentí.
Me contestó que de un modo
u otro estaba en contra del pueblo si apoyaba los cacerolazos que en contra del
gobierno que se planeaban para anoche. Le dije que era un uruguayo – tucumano,
y que nuestro país no tenía futuro si se sigue abonando la grieta que nos
separa de manera irreconciliable. ¡La Argentina, lo que necesita, es el perdón
mutuo de las facciones! No recuerdo que me contestó, pero percibí que aún se
revolvía en el odio.
Insistí: Lo hicieron países con sociedades más sufridas y sabias que la nuestra: Alemania, Japón y la España de un millón de muertos. Ellas en un momento dado, decidieron respirar hondo, tragarse los enconos, perdonar todo lo posible y encaminarse hacia un futuro que los contenga a todos.
Después ya no tuve más
respuestas de Juampi. En general la palabra perdón disuelve cualquier disputa
de esta índole. Es que, siendo evidente que nos necesitamos entre todos, que mi
destino está inevitablemente atado al tuyo, aún no estamos maduros para dar el paso
hacia el perdón. Parece que aún faltara sufrir, que aún es necesaria más
disputa, más dolor, más odio, de un lado y del otro. ¡Necesito de vos, como vos
de mí, si continuamos de éste modo nuestro destino es funesto, de disolución, de
guerra fratricida, apocalíptico.
Estaba metido en estas reflexiones
cuando en una revista española online, Zenda, di con un experimento de
entrecasa hecho por el escritor Arturo Pérez Reverte, quien, para aliviarse de los
embates de la soledad en épocas de cuarentena, llamó a sus amigos y rescató de
esas conversaciones frases inspiradoras, frases que sintetizan emociones,
frases que añoran el vínculo propio de los humanos.
Comparto algunas: (Arturo Pérez-Reverte @perezreverte)
“Hablo por teléfono con Juan Gómez Jurado y dice: "Me alegro de tener el perro en casa, porque gracias a él puedo salir unos minutos a ver lo que queda del mundo. Y cuando no trabajo, leo y releo a los clásicos, que es la mejor forma de tomar vitaminas para sobrellevar todo esto".
“Hablo por teléfono con Juan Carlos Monedero y me
dice: "Aunque me duele el cuerpo de las criminales tablas de gimnasia que
hago en casa para no oxidarme, que no paro, todavía me queda marcha para
imaginar que saldremos de todo esto siendo mejores personas".
Hablo por teléfono con Ignacio Camacho, viejo amigo, y me dice: "Me pregunto si la España real se parece más a la de los balcones o a la del Congreso de los Diputados. Y, sobre todo, me pregunto cuál de esas dos Españas prevalecerá cuando todo haya terminado".
“Hablo por teléfono con Manuel Jabois y dice: "Me he afeitado y dejado bigote para que estos días de mierda los recuerde otro. Pienso en mi madre, que curra en un hospital, y hago videollamadas con mi hijo, que al verme el bigote dijo: ¡Por el amor de Dios! Mi hijo tiene 7 años".”
“Hablo por teléfono con José Manuel Sánchez Ron y
dice: "Escribo como un poseso para soportar tanto dolor, ineptitud y
demagogia política. Y admiro aun más al personal sanitario español, tan
reiteradamente puteado por unos y otros. La desgracia también templa el corazón
humano".
Necesito de ti tanto como
tú necesitas de mí. La grieta atenta contra el nosotros inclusivo. Hay heridas
que son tan profundas que no se curan con declamaciones partidistas, con actitudes
demagógicas, con paliativos económicos, sólo se curan con perdón.