Pildoritas de literatura I
Ursula K. Le Guin sobre arte, narración de cuentos y el
poder del lenguaje para transformar y redimir[1]
"Una de las
funciones del arte es dar a las personas las palabras para conocer su propia
experiencia... La narración de historias es una herramienta para saber quiénes
somos y qué queremos".[2]
¡Se puede decir tanto con tan pocas palabras!
El arte, la narración, viejos modos humanos de darle un
orden al caos, de construir un cosmos. Las imágenes concretadas con esas
pinceladas de narraciones dieron origen a la leyenda, al mito, al sueño.
Palabras que nos acunan para que podamos relajarnos en medio de tanta
perplejidad.
Las historias enseñan el camino y aseguran la posibilidad de
un cambio. La concreción del cambio que ya se había gestado en la imaginación
del escritor, del guía. La redención asegurada por la palabra desde antes que
fuéramos, el lenguaje que se reserva la potestad de transformar el abajo en
arriba; las tinieblas en luz, el final en comienzo.
Algunas funciones del arte:
Brindarte generosamente las palabras para que puedas ponerle
nombre a tu experiencia, para que relatándola la hagas memorial, para que
viéndola o escuchándola la hagas patente delante de ti. Las palabras son tu
Virgilio y tu Beatriz.
La narración de historias pone ante ti realidades ajenas que
te muestran tal como eres, permiten que te compares, que te definas. Ponen ante
ti un prototipo solo percibido por vos al cual por amarlo te podrás parecer, o
aborreciéndolo te podrás diferenciar.
¿Es posible que alguien sepa decirme lo que quiero…? Pues
sí, porque no lo sabes todo, porque tu mundo es siempre pequeño comparándolo
con el mundo, porque la realidad que tu candela ilumina es despreciable
comparada con la realidad, porque eso a lo que llamas música son dos o tres
acordes de la gran sinfonía.
El lenguaje es la puerta al mundo, a la realidad, la catástrofe
y la armonía. A él te llevará tu voluntad siempre y cuando hayas tenido
noticias desde allí y por las palabras vislumbres el inicio de una senda.
Ricardo T. Ricci
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