“Esplendido regalo de amor”
“Niño de rostro sereno y apacible
De ojos de mil maravillas soñadores.
Aunque el tiempo se vaya desvaneciendo
Y la vida nos aleje uno del otro
Tu cándida sonrisa seguirá clamando a voces
El espléndido regalo de amor de un cuento de hadas.”
Acabo de comprender la pasión que mi amigo tenía por los
cuentos de hadas. Se los contaba a cuanto niño tenía a su alcance,
especialmente a sus propios hijos, sobrinos y nietos. A esos niños pequeños les
brillaban los ojos llenos de atención y expectativas, permanecían como
petrificados mientras la historia se desarrollaba.
Hasta se inventó una saga privada, exclusiva para los
pequeños integrantes de su tropa: “Los patas sucias”. Trataba de una tribu de
niños mezcla de indios Sioux con aventureros infantiles contemporáneos que, a
bordo de trenes fantásticos desarrollaban atractivas y ‘peligrosas’ aventuras
en la frontera de Santiago del Estero y Tucumán. Velocidad, intriga, lealtad a
prueba de todo, compañerismo, valentía y secreto, eran algunos de los
ingredientes infaltables de esas largas veladas literarias.
En la medida que la población de nietos (indios) iba
creciendo, los nuevos bebés se iban incorporando de pleno derecho a “Los patas
sucias”; el pie pintado con la tinta indeleble del registro civil era el
testimonio de ese sencillo rito de iniciación. Con sus rostros serenos los niños, como en un
encanto, escuchaban las aventuras que él improvisaba discrecionalmente sin otro
límite que el de la mismísima bondad.
Bruno Bettelheim, destacado psicoanalista europeo, en su
hermoso libro “Psicoanálisis de los cuentos de hadas”, defiende y recomienda
enfáticamente la narración de éstos a los niños. Decididamente adopta una postura abiertamente
contraria a “aquellos que, movidos por una ignorante y mezquina racionalidad,
insisten en censurar o proscribir estas historias privando así a los niños de
las importantes contribuciones que los Cuentos de Hadas pueden prestar a sus vidas.
Por su parte G. K. Chesterton y C. S. Lewis (también citados
por Bettelheim) estaban convencidos que los Cuentos de Hadas son “exploraciones
espirituales” y que “revelan la vida humana desde el interior”.
Al igual que los mitos, los Cuentos de Hadas tienen una
función organizadora de la psiquis infantil. Colaboran, de manera apacible y
protegida con el ordenamiento y la comprensión de los sentimientos ambivalentes
y complejos que los niños presentan hacia sus padres y los adultos en general.
En la antigua India el médico iniciaba su terapéutica
narrando una historia al paciente esperando a que éste, en la contemplación de
la historia acomodara sus angustias y mediante la esperanza encontrara un
camino hacia una realidad diferente. En la actualidad se consolida cada vez más
un movimiento iniciado en medicina por la Dra. Rita Charon denominado Medicina
Narrativa. Básicamente consiste en que el paciente narre con detalles su
historia, que inserte en ella la patología actual, la vincule, la relacione, y la
haga parte de un relato con continuidades y discontinuidades. De ese modo el
paciente toma posesión de su historia y de su enfermedad, se apropia de su
circunstancia otorgándole un sentido.
El médico, por su parte hace otro tanto introduciendo la
historia del paciente en un cuerpo narrativo detallado en el cual se explican
las causas posibles de la enfermedad, sus factores coadyuvantes, etc. Visualiza
el estado actual como un fenómeno complejo enmarcado temporalmente, y entrevé
el pronóstico como derivas posibles de senderos que se bifurcan. Esta configuración
efectuada por el médico, tiene muchas chances de ejercer un notable efecto positivo sobre el
estado del paciente, permitiéndole a este hacer una re significación y abrirle
las puertas a la esperanza. Como todo relato organiza el caos, conforma un
nuevo cosmos.
Rita Charon lo dice con claridad:
“La historia es lo que activa al médico en cascadas de cambios
enzimáticos. La historia es el ligando que me pone en acción: mis recuerdos,
mis sueños, mis asociaciones, mi entendimiento, mi habilidad cognitiva, mis
habilidades manuales, mi diagnóstico diferencial, mi conocimiento de qué hacer
luego, mi comprensión de los efectos colaterales de la medicina, mi decisión de
iniciar insulina, mi decisión de agregar otro agente oral, mi compromiso con
este paciente, mi decisión de ayudar a que mejore, mi interés, mi estima, mi
amor. La historia es el ligando.”
Siendo géneros similares, los Cuentos de Hadas difieran de
las fábulas y los mitos. La fábula tiene un mensaje moral expresado en la
enseñanza final o moraleja, el mito por su parte, en su función organizadora y
significante de la realidad, presenta las acciones de un héroe que el oyente o
lector debe imitar. El Cuento de Hadas, en cambio no exige nada, proporciona
orden, seguridad, perspectivas de futuro y mantiene siempre la promesa de un
final feliz.
A estos rasgos que constituyen los elementos característicos
y diferenciales de los Cuentos de Hadas Lewis Carroll, el creador de Alicia en
el País de las Maravillas, les llamó “Regalo de Amor”. Este detalle, como lo
señala Bettelheim en la obra citada, es la característica propia y diferencial
de los Cuentos de Hadas.
Como el Cuento de Hadas es un relato fantástico y efectúa una
distorsión de la realidad, es conveniente que sea narrado por alguien en quien
el niño confíe y por quien le ofrezca la seguridad de la contención y del amor.
Claramente no es lo mismo leer un cuento de hadas que escucharlo narrado con
énfasis, animadamente, con amor. Yo agregaría: con algunos efectos especiales
como gruñidos, temblores, cambios de iluminación, risas satánicas y demás
Yo mismo he sido testigo de las caritas y los ojos de
asombro de mis hijos pequeños cuando les leía “Corazón” de Edmundo D’Amicis. Juntos
fuimos héroes con “El pequeño vigía lombardo”, enamorados de nuestra tierra con
“El pequeño patriota paduano” y viajeros heroicos en la fantástica travesía “De
los Apeninos a os Andes”. Como no identificarse con Garrone, quien se ha ganado el cariño de todos
ya que defiende a los más débiles y la justicia y con su gran dolor al morir su
mamá.
Una inolvidable y enriquecedora experiencia para mí; ellos, ahora
que son padres, tienen la misma impresión.